Padres

Papás: cuidado con la hiperpaternidad.

¿Qué es la hiperpaternidad?

Hiperpaternidad es un término que utiliza la escritora Eva Millet para hacer referencia a un estilo de crianza de los hijos en el que se les presta demasiada atención, en el que se les sobreprotege y en el que se trata de conseguir unos hijos perfectos. Por supuesto, con la mejor de las intenciones, este estilo de crianza de los hijos puede acarrear consecuencias negativas sobre los pequeños.

Millet, en su libro, comenta que hemos pasado de ser niños "mueble" a los que no se nos prestaba atención a que ahora los niños sean el "altar" de su casa y todo gire en torno a ellos. Yo no estoy del todo de acuerdo con esta afirmación, por lo menos bajo mi experiencia personal. Yo no considero que mi generación (criados en los 80 y 90) hayamos sido muebles para nuestros padres. Se nos quería, se nos prestaba atención cuando se podía y cuando era necesario y no creo que hayamos salido mal del todo. Hablo dos idiomas, tengo tres especialidades y trabajo en lo que siempre he querido. No tengo traumas y soy feliz. Claro que cuando era pequeña quería que mis padres y hermanos jugaran conmigo todo el tiempo pero no se podía. Y, al decirme que no se podía, me enseñaban que no siempre se tiene lo que uno quiere pero no pasa nada. Si me aburría, me ponía a jugar sola y desarrollaba mi autonomía, el juego simbólico, mi creatividad y mi imaginación. También se me ocurrían "ideas de bombero", como dice mi madre, que acababan en heridas en las rodillas que se curaban con un poco de agua oxigenada, una tirita y a correr.

En lo que sí estoy de acuerdo con Millet es en que muchos niños ahora son el altar de su casa y todas las decisiones giran en torno a ellos. Cierto y peligroso.

En el cole.

¿Qué estamos observando los profes en el cole? A mí me llama mucho la atención ver cómo las nuevas generaciones que van llegando al cole son menos autónomos, les cuesta obedecer y seguir normas y sobre todo tienen muy poca tolerancia a la frustración. Os pongo un ejemplo con una clase de Infantil: estábamos recogiendo el material que habíamos sacado al patio y a los niños les gusta ser los encargados de llevar el material. Bien, pues uno llevaba las pelotas, otro los aros, otros los conos, etc. Tres o cuatro niños me ayudaban a guardar el material en su sitio. Llega otro niño que quería guardar las pelotas y le intenta quitar por la fuerza las pelotas al encargado. Le regaño, le digo que él no es el encargado y que si volvía a intentar quitar el material por la fuerza otra vez, no volvería a guardar las pelotas. La reacción del niño fue gritar y enfadarse diciendo que él quería llevar las pelotas. Le tranquilizo y le digo que no se grita. Le explico que no hay tanto material como para que me ayuden todos así que unos días me ayudarían unos y otros días otros. Él responde que quiere llevar las pelotas. Le digo que ya lo sé pero que hoy no le toca a él y que no pasa nada, ya le tocará otro día y le pongo como ejemplo que esto es como cuando mamá te dice a algo que no en casa, no pasa nada, ¿verdad? Su respuesta: mamá nunca me dice que no. Me lo imaginaba, pensé yo.

Claro, el problema es que estos niños que son los reyes de la casa se encuentran de frente en el cole con otros muchos reyes de las suyas. Se encuentran con que en el cole hay unas normas y hay que cumplirlas aunque no sea lo que te apetezca o lo que tú quieres en ese momento. En el momento en el que enfrentan a la realidad de la vida, les cuesta y lo pasan mal porque no están acostumbrados a ello. Bien es cierto que los niños aprenden rápido. Aunque se enfurruñen, ya saben que contigo no pueden y aprenden a cumplir las normas. Pero claro, salen del cole y vuelven a ser los que mandan. ¿Cuál es su aprendizaje entonces? Que en el cole no mando pero en el resto de situaciones de mi vida sí.

Exceso de actividades extraescolares.

Otro de los peligros que acarrea la hiperpaternidad es el exceso de actividades extraescolares. Queremos que nuestros niños sepan varios idiomas, bailen, hagan artes marciales y punto de cruz. Estos horarios ejercen una gran presión sobre los niños que, tras su jornada en el cole tienen que enfrentarse a esta jornada extra a diario. Y sobre sus padres también, claro. Alguien tiene que llevar y recoger a los niños a estas actividades. Y si tienes más de un hijo, prepárate para cuadrar horarios. Conclusión: al llegar a casa, los niños están agotados y, por lo tanto, más irascibles. Los papás también. Corre, dúchate, termina los deberes, venga que ya está la cena...Bajo mi punto de vista, los niños y sus papás tendrían que tener al menos dos tardes liberadas entre semana. Tardes en las que se terminan los deberes, se duchan y...¡les queda tiempo! Tiempo para jugar, para leer (aunque tengamos que incitarles nosotros a que lo hagan), para aburrirse o para venir donde estemos los papás y contarnos qué tal ha ido su día. ¿No os parece importante poder disfrutar de esos momentos? Os aseguro que esas charlas les aportarán innumerables beneficios, aprenderán y encima sale gratis.

El día de mañana...

No olvidemos que nuestra labor como padres es preparar a nuestros hijos para que sean unos adultos competentes el día de mañana. Por lo tanto habrá que prepararles para que sean autónomos y capaces de hacer las cosas ellos solos. Tendrán que aprender que, a veces, hay que hacer cosas que no nos apetecen pero no pasa nada. Que no siempre se tiene razón y hay que llegar a acuerdos con nuestros compañeros y que, para conseguir aquello que es realmente importante, es necesario esforzarse y trabajar duro. Los niños que van aprendiendo todos estos valores desde que son pequeños, llevan andado una gran parte de su camino.

Así que papás, decid que no a vuestros hijos cuando algo esté mal, felicitadles cuando consigan algo, consoladles cuando sea necesario y decidles que eso no es nada cuando algo no tenga importancia. No hagáis las cosas por ellos, enseñadles a que las hagan ellos solos. Y, principalmente, pasad tiempo de calidad con ellos, escuchadles, habladles y aconsejadles. Sé que nuestro día a día no nos permite tener mucho tiempo para pararnos y hablar pero, al menos, que ese poco tiempo que tengamos, sea tiempo de calidad.

Publicado el
25/5/2022
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