Llega el invierno, el frío, las lluvias y… ¡Nooo! Justo diluvia a la hora del recreo. Quizás en vuestros coles tengáis zonas techadas para estos días pero no es mi caso. ¿Y qué hacemos con nuestros peques para que puedan tener su momento de descanso en esos días sin que su comportamiento empiece a enrarecerse como los hombres lobo cuando hay luna llena? Mi solución: caja de juegos.
Seguro que en casa (o más bien en casa de vuestros padres, en el pueblo…) tengáis guardados un montón de juegos de mesa de los de toda la vida: Quién es quién, el Misterio (Cluedo para los modernos), la Oca, el Uno, el Tragabolas…Y cuando te conviertes en padre, tu madre considera que, como ese bebé viene acompañado de pocos trastos, es el momento de que acumules todos esos juegos de mesa en tu casa y liberes sus armarios. ¿Qué he hecho yo? Una caja grandota de plástico, un cartel chulo en el que ponga “Juegos para los días de lluvia” y ¡al cole!
Lo hice hace varios años y me funciona muy bien. Se deja la caja en alguna parte de la estantería y cuando llega la lluvia se saca. Importante: hay que dejarles claras las normas. Los juegos se cuidan y se guardan bien, jugamos sentados tranquilamente (y claro, en estos últimos años, ha habido que incluir la norma de desinfectarse las manos con gel alcohol antes y después de jugar y desinfectar el juego cuando hayamos acabado)
¿Qué me pongo a pegar voces mientras juego o me enfurruño porque no gano? La profe guarda el juego. Otro truco que funciona muy bien es poner un responsable del juego. Cuando cinco niños quieren jugar al Uno, preguntas ¿Quién va a ser el responsable? Y ese alumno es el que se encargará de cuidar y guardar el juego.
A ellos les encanta y a mí también. De esta forma, se distraen y juegan aunque no puedan salir al patio, pero tranquilitos en clase y sin darles opción a que se aburran y tengan alguna idea brillante como vamos a correr entre las mesas de clase o a ver cuántas mochilas somos capaces de saltar. Están tranquilos, no corren ningún peligro y se divierten.
Si no tenéis juegos en casa, preguntad a los padres. Muchos de ellos tendrán muchos acumulados y no les importará donarlos al cole. Otros juegos los podéis conseguir en tiendas on-line de segunda mano muy baratos y luego hay otros que les encantan y no son caros como el Uno, el Dooble, Jungle Speed (a los mayores les chifla pero ojo con el tótem) o una simple baraja de cartas.
Además de conseguir recreos tranquilos, estos juegos ponen en funcionamiento procesos cognitivos como la atención, la memoria, la discriminación visual… y potencian valores como el juego en equipo, la cooperación, aprender a ganar y a perder… Así que, ¡todo son ventajas!
Espero haberos ayudado y si vosotros tenéis otras ideas me encantará leerlas.
¡Hasta la próxima!
